Llevo toda mi vida de “hobbisness” flipando con la tecnología y haciendo de ello mi forma de vida. Flipé con la llegada de internet y el mundo interconectado y me puse a hacer páginas web y portales de videojuegos. Flipé cuando vinieron al mundo los smartphones y me adentré en el mundo de las APPs. Flipé con las tecnologías de reconocimiento y codificación digital de imagen y audio y constituí una compañía con el fin de ayudar a la digitalización y generación de nuevos negocios para la industria de la televisión. Luego flipé con la tecnología Blockchain y los criptoactivos porque me permitían entender el mundo digital con las reglas financieras del mundo físico. Y desde hace unos meses estoy RE-FLIPANDO con la Inteligencia Artificial.

En todos esos momentos de nuestra historia reciente he sentido que llegaban cosas que revolucionarían nuestras costumbres, nuestro modelo de sociedad o alguna industria concreta que tendía a agotar el crédito de su decrépito modelo…
Pero siento que esto va más allá. Me genera tanto vértigo como emoción ver y sentir que estamos inmersos en este “hyperloop” que nadie sabe dónde nos llevará, pero si (y creo que en esto estaremos de acuerdo todos los que nos hemos acercado un poquito a este mundo), que lo hará a una velocidad estratosférica.

Siento que esto es algo más. No sólo estoy convencido de que esto será un cambio de paradigma. He dicho será?? Perdón…, ES un cambio de paradigma. Sino que además este cambio es un tsunami que pienso que en muy poco tiempo va a engullir la sociedad que conocíamos para dejarnos desnudos, sin algo que tardamos siglos en conseguir: nuestras convicciones, seguridades o modelos sociales y laborales. 

Nos toca reconstruirlo prácticamente todo, porque no quedará apenas nada. Al menos, no como nos sirvió hasta aquí para ir tirando mal que bien.

Así que…, quedamos nosotros y un mundo nuevo que tendremos que reinterpretar y reorganizar.

El impacto de la Inteligencia Artificial se está sintiendo en todos los ámbitos de la sociedad, desde la economía hasta la política, el mundo empresarial, el ámbito sanitario, la cultura… La capacidad de las máquinas para procesar grandes cantidades de datos y aprender de forma autónoma está transformando la forma en que se hacen negocios, se toman decisiones y se relacionan las personas.

Pero la Inteligencia Artificial también plantea importantes desafíos éticos y sociales. ¿Cómo garantizamos que los algoritmos no perpetúen prejuicios y discriminación? ¿Cómo protegemos los derechos de privacidad y seguridad de los ciudadanos en un mundo cada vez más digitalizado? ¿Cómo aseguramos que las máquinas no reemplacen a los trabajadores humanos y generen desigualdades económicas y sociales?

Estas son preguntas cruciales que necesitan ser abordadas con seriedad y responsabilidad por parte de los gobiernos, empresas y sociedad en general. Pero también es importante reconocer que la Inteligencia Artificial tiene un enorme potencial para resolver algunos de los desafíos más urgentes que enfrenta la humanidad, como el cambio climático, la salud y la educación.

En última instancia, el futuro de la Inteligencia Artificial dependerá de cómo la usemos y regulemos. Si somos capaces de mantener un equilibrio entre la innovación y la responsabilidad, la Inteligencia Artificial podría ser una fuerza positiva para el progreso humano. Pero si no somos cuidadosos, podríamos estar abriendo la caja de Pandora y desencadenando consecuencias impredecibles y peligrosas.

Pues sí…, me he vuelto a flipar y como veis en la imagen anterior, he dejado que ChatGPT me escriba la mitad del post. Por qué? Porque es una forma de aterrizar, ejemplificar y poner en práctica una de las nuevas capacidades que la IA nos ofrece.

Permitidme que siga flipándome y aportando mi granito de arena para intentar participar de esta reinterpretación y reorganización de la que nos tenemos que ocupar ahora y que lo comparta con vosotros para intentar crear cultura y ,sobre todo, conciencia colectiva del momento histórico en el que nos encontramos.

Fdo: Andrés Cuadrado & ChatGPT